domingo

BUEN CAMINO...



Me contaron que los celtas caminaban siguiendo la vía lactea, hasta Finisterre, a modo de recarga energética estelar.
Parece que Prisciliano, allá en el siglo IV de nuestra era, obispo en Avila y oriundo de Compostela, adaptaba los rituales ancestrales y paganos, practicando un cristianismo tan a su manera que fue decapitado en el sur de Francia por mandato eclesiástico y nobiliario. Dicen que sus seguidores recogieron su cuerpo y siguiendo aquella ruta milenaria, hacia el oeste, enterraron al maestro en el campo de la estrella.
Puede que la jerarquía clerical decidiera extender el rumor de que quien yace allí no es Prisciliano, sino Santiago.
Desde entonces, durante siglos, peregrinos de todas partes del mundo recorren los senderos que, poco a poco, se hacen uno y llegan a la ciudad de piedra, en busca de indulgencia plenaria, o no.
Todo tipo de motivaciones son válidas para empezar a andar, sólo al final sabes por qué empezaste. No son las experiencias las que te impregnan, sino lo que tú hagas de ellas.